lunes, 18 de noviembre de 2013

El prejuicio y la hipocresía


Alimentando ese viejo y remanido prejuicio que "el empleado pública se rasca los ovarios o las bolas o ambos", el Gobernador Bonfatti salió a hacer algunas declaraciones en el marco de un programa de capacitación. Dijo: "Queremos un Estado donde los trabajadores sean reconocidos por el buen servicio que brindan". O sea que lo que tenemos ahora es un estado donde los trabajadores son reconocidos ¿por qué? Acá hay algo que el Gobernador no se anima a decir, pero que queda expuesto en la manera en que esta gestión y la anterior operaron sobre las estructuras existentes, y que los empleados públicos conocemos y vivimos a diario(y que está contado mas o menos en la mayoría de los post anteriores que hice).

Luego Bonfatti agrega en las mismas declaraciones: "Por eso, es nuestra responsabilidad y la responsabilidad de los intendentes y presidentes comunales -enfatizó-, formar y educar todos los días para que no haya diferencia entre una empresa privada y el Estado. Y no tengo ninguna duda de que muchas veces el Estado es más eficiente que el sector privado". Fenómeno, me encanta la idea y el concepto que tiene. Ahora, ¿si el Estado le parece más eficiente que el sector privado, por qué él y su predecesor se encargaron de crear administraciones paralelas, de ningunear al personal de carrera,  de meter gente de la actividad privada a implementar de manera torpe prácticas de ese área en el área pública,  de destrozar la carrera de los empleados de planta? ¿Si son sinceras sus palabras sobre el Estado por qué a diario vemos realidades como las siguientes en la provincia? (notar los denominadores comunes en los reclamos)




Lamentablemente cuando se tiene a los medios cooptados por la gestión este doble discurso pega de un solo lado, o sea: "Bonfatti quiere un Estado eficiente pero los vagos de mierda de los empleados públicos, no lo dejan hacerlo". El socialhumísmo juega con eso y sabe que tiene las de ganar. Juega con el prejuicio y con el mencionado blindaje mediático a su favor. Así puede decir que quiere hacer eficiente el Estado con los RRHH existentes cuando por detrás montan lo más parecidos a lo privado, con sus peores prácticas, y privatizan actividades que bien se puede hacer con lo que hay, porque lo que dijo Bonfatti sobre el Estado es verdad, pero es mentira su convencimiento.

Así estamos, digo, suspiro y sigo manejando mi taxi.

Hasta luego.